Comenzaré con algo que he leído por allí y no hay nada más cierto.


Venezuela visto por una Venezolana

“Si quieres conocer el Mar Caribe, vaya a República Dominicana o Cuba. Si quieres conocer el Amazonas, ve a Brasil. Si quieres conocer la Cordillera de los Andes, ve a Colombia o Ecuador. Si quieres conocer comunidades indígenas originarias, ve a Perú. Si quieres conocer el océano Atlántico, ve a Trinidad y Tobago. Si quieres conocer una montaña con nieve perenne, ve a Chile. Si quieres conocer una ciudad bonita, ve a Argentina. Pero si quieres conocer todas estas cosas reunidas y muchas más, entonces ven a Venezuela como los mochileros viajeros”

De punta a punta lo que encontramos es diversidad, comenzando por el calor del Zulia y el famoso relámpago de Catatumbo, el frio y la sierra de nevada en Mérida, que por cierto están muy cerca uno del otro.

El desierto en los Médanos danzantes de Coro, las playas cálidas y cristalinas los 365 días del año en toda su extensión costera, el llano y sus hermosos atardeceres y para cerrar con broche de oro el Amazonas, el parque nacional Canaima (el Salto Ángel, Roraima y muchos más).

Esta es una descripción general de lo que es esta maravillosa tierra.

Ahora bien, matizando un poco desde mi experiencia personal y destacando punto que realmente llamaron mi atención, comenzando por sus playas.

Generalmente cálidas en todo el año, tenemos muy cerca el parque nacional San Esteban en Puerto Cabello Estado Carabobo, allí se encuentra la bahía de patanemo, desde donde partimos un grupo de amigos a una caminata de aproximadamente 90 min por la montaña con destino a Yapascua, la ensenada que es un vivero natural de reproducción de diversas especies marinas, entre ellas crustáceos y moluscos, ideal para hacer snorkel durante el día. Una mezcla de tonos de azul crea un paisaje que te alimenta el alma y el escenario perfecto para fotos realmente buenas. 

Pero lo mejor es cuando llega la noche, ya que en la absoluta oscuridad comienza el espectáculo de bioluminiscencia cuyo protagonista es el fitoplancton, estos pequeños organismos brillan de manera similar a las luciérnagas y tienden a emitir luz cuando está estresado, por ejemplo, cuando las olas rompen o cuando se tiene contacto con el agua.

La emoción del momento es imposible de explica, como también es inexplicable que algunos de los que estábamos allí viéramos estas luces de color verde mientras los otros las vieran azul. Al día de hoy sigue el debate 😉

Yapascua no cuenta con ningún tipo de servicio, por lo que debe tener en cuenta llevar todo lo que creas necesitar. Tiene varios espacios en los que puedes acampar, y disfrutar de esta experiencia mochilera.

Llevo tu luz y tu aroma en mi piel.