Diario de viaje por Milan

Milan

Días 0-1: Viernes 27 -Sábado 28 de abril, Barcelona-Milán


Afrontábamos con mucha ilusión esta escapada organizada a última hora a través de una conocida agencia de viajes on-line. Estábamos ya con los últimos preparativos cuando el viernes, a pocas horas de las salida (sobre las 15:00 h), nos avisan de vueling que nuestro vuelo (VY6337) con salida a las 7:30 del sábado con salida desde Barcelona y con destino Milán ha sido cancelado a causa de la huelga de controladores aéreos en Francia.

El corazón me da un vuelco, ya que tras consultar con la agencia me comentan que no hay posibilidad de reembolso de las dos noches de hotel, ni tampoco de las actividades que ya tenemos contratadas de antemano (subida a las terrazas del Duomo y excursión al Lago de Como y Belaggio). Lo único que no podrán devolver será el importe de los vuelos, ya que al ser una huelga por causas ajenas a vueling no hay indemnización…

Tras el shock inicial nos disponemos a sopesar las diversas opciones: No hay opción de viajar el mismo sábado con vueling, ya que el otro vuelo destino Milán también ha sido cancelado. Nos dan  la opción de volar el domingo, pero igualmente perderíamos una noche de hotel y las actividades (unos 300 Euros). Así que decidimos ( sin pensarlo demasiado, por cierto) que nos devuelvan el importe de los vuelos e iniciar la aventura por nuestra cuenta, en coche.

Tras salir un poco antes del trabajo, hacer la maleta, despedir a los niños que se marchan con los abuelos, comer algo ligero y descansar un poco nos disponemos a iniciar la marcha, son las 8:45 de la tarde.

La verdad es que nuestro coche no es muy cómodo para viajes largos en familia, pero sí para viajar dos personas. Comienza conduciendo Silvia y el viaje se hace bastante ameno, al principio. Paramos en la Jonquera para llenar el depósito antes de  entrar en tierras galas, donde el precio del combustible se dispara considerablemente. Creo que ponemos a 1,26 el litro de gasoil, cuando en Francia no hemos visto que baje de 1,55.

Me pongo a conducir ya con noche cerrada . La verdad es que la conducción se hace muy cómoda en este coche y de esta manera van pasando las horas sin demasiado esfuerzo. Tenemos una hoja de ruta muy muy sencilla, sin prisas. Los puntos a seguir serán Montpellier, Marsella, Niza , Génova y Milán, sin más. Vamos más o menos pendiente del navegador del coche, pero sólo para observar el camino a seguir, no nos va a hacer falta tirar de él  en todo el trayecto . Y no vamos tampoco a tener momentos de duda en cuanto a qué carretera coger, está todo perfectamente indicado sin lugar a dudas (en Italia no tanto…).

Tras perder la cuenta de las tarjetitas que nos van dando y los peajes que vamos pasando (4€, 7€, 12€, 24€…) paramos a cenar algo en una de las fantásticas areas de servicio que se encuentran en territorio francés. Hace poco que hemos pasado Montpellier . Las instalaciones son fabulosas, todo muy limpio, y hay diversas opciones para comer,beber y tomar café. A pesar de las hora (pasadas las 12 de la noche) hay bastante gente, incluso coincidimos con un equipo deportivo (no sabría decir de qué deporte…).

Después de estirar las piernas continuamos con nuestro trayecto, que ya no se hace tan ameno como al principio. Sigo conduciendo yo (Silvia está cansada), y decidimos que en la próxima parada aprovecharemos para dormir un rato. Sino el sábado se nos puede hacer muy largo.

Tras pasar la zona de Marsella nos comienza a atacar el sueño y paramos en un área tranquila para descansar un par de horas . Son las 3:00 AM. La ventaja de viajar solos es que podemos poner los asientos delanteros prácticamente en posición horizontal y así lo hacemos. Hay más gente en nuestra misma situación y descansamos bastante tranquilos, la verdad.

Sobre las 5:00 AM reeprendemos la marcha (conduce Silvia) y nos vamos acercando poco a poco a territorio Italiano. Está amaneciendo cuando pasamos la zona de Niza, después Mónaco y casi sin darnos cuenta estamos en Italia.  Calculo a bote pronte que los peajes en territorio francés han superado los 50€…

Este autopista pasa por un terreno bastante sinuoso, con carretera relativamente estrecha y constantes subidas y bajadas, lo que unido al cansancio dificulta la conducción.  Ya en territorio Italiano, sobre las 7:00 AM paramos en un área para desayunar. Algo sencillo, un cafè latte y una pasta. Decir que las áreas Italianas son más parecidas a las españolas que a las francesas. Aquí observamos que el gasoil es aún más cara que en Francia…

Continuamos la úiltima parte del trayecto, dirección Génova y después Milán.  Llegamos al area Metropolitana sobre las 9 (el peaje desde la frontera, 29 euros) , pero aquí nos atascamos un poco con el tráfico y a pesar de mantener siempre la dirección correcta, no llegamos al hotel hasta las 9:30 . Se trata del Best Western Antares Concorde, un hotel de cuatro estrellas con estética de principios de siglo pero bastante moderno. No podemos aún hacer el Check-in, así que dejamos el coche en el Parking (gratuito para clientes) y nos dirigimos al centro de Milán.

 El hotel está situado a 2 minutos  a pie de la parada de” Turro”, que forma parte de la linea 1 de metro (Roja), la que pasa por los lugares más céntricos de la ciudad. Así que en menos que canta un gallo (concretamente 8 paradas de metro y 10-12 minutos aproximadamente) estamos viendo la Catedral del Duomo en plena salida del metro de Milán. Són más o menos las 10 y media y la plaza está abarrotada de gente, con colas interminables y controles de seguridad por todos lados…

Tras situarnos un poco, vemos que para entrar en la catedral hay dos colas, una para los que no llevan entrada para las terrazas (muy muy larga) y otra para los que si la llevan (mucho más corta), así que sacamos nuestras entradas (que ya traíamos imprimidas de casa) y tras 5-10 minutos de espera, y los pertinentes y estrictos controles de seguridad, estamos dentro de la catedral. La catedral es muy grande y bastante bonita. Además parece que hay bastante más gente fuera haciendo colas que dentro, con lo que la visita no se hace en absoluto agobiante. Hay puestos para alquiler de audioguías aunque como no lo utilizamos no recuerdo el precio.

Il Duomo di Milano –duomo proviene del latín domus dei, casa de Dios–, es la catedral más grande de Italia, por delante de la catedral de Florencia. ¿La más grande de Italia? Sí, recuerda que San Pedro está en la Ciudad del Vaticano, que es otro país (además de ser una basílica). Sus más de 10.000 metros cuadrados pueden albergar a 40.000 fieles. Pero si su tamaño impresiona, casi lo hace más el tiempo que se tardó en construirla: la primera piedra se colocó en 1386 y no se dieron por finalizadas las obras hasta 1965. Casi seis siglos para construir uno de los mejores ejemplos de gótico: la fachada, el interior y su tejado.

Vista la catedral nos disponemos a subir a las terrazas. Entradas en mano (compradas en GetYourGuide por 14 € por persona para subir a pie,  en ascensor creo que son 18 €), y tras una cola de menos de 15 minutos y el control de segurida nos disponemos a subir los 165 peldaños de la escalera.

La subida se hace un poco pesada, porque en la misma escalera de caracol se sube y se baja, con lo que te cruzas con gente constantemente pero en menos de 10 minutos estamos arriba. Una vez arriba, hay una especie de “recorrido” por todo el tejado. Nada menos que 135 agujas, cada una coronada por una estatua, se elevan hacia al cielo desde lo alto de la catedral de Milán.

Un bosque de columnas construido para ser visto desde la distancia, y desde abajo. Pero con un nivel de detalle tal que, cuando subes hasta la terraza, no puedes evitar quedarte boquiabierto. Son varios los niveles de terraza/azotea en la catedral de Milán. Desde los laterales en los que pasear bajo los arbotantes sobre los techos de las naves laterales, hasta el nivel superior. El más grande, en el que llegan a ofrecerse conciertos de música clásica, es el más alto de todos y se encuentra sobre el techo de la nave central. Bajo la atenta mirada de la Madonnina, a 108,5 metros de altura sobre la plaza, uno se encuentra en el paraíso de la arquitectura gótica.

 Dada la cantidad de gente, se hace un poco agobiante la visita. Además hay colas para pasar por todas las estancias. Pero la verdad es que es espectacular. Creo que es de las cosas que más valen la pena de todo el fin de semana. Lo malo es que hace muchísima calor, y en los sitios que no hay sombra la estancia se hace agobiante. Una vez visto todo, a hacer más colas para bajar…

Después de apreciar la fachada de la catedral en todo su explendor (no será la última vez), nos dirigimos a la galerías Vittorio Manuelle, que se encuentran a la derecha de la fachada de la catedral, en la misma plaza del Duomo. Es un espacio de ocio repleto de tiendas de todo tipo y restaurantes.  Son las 12:30 así que decidimos acercarnos a una tienda de ropa de una conocida marca para comprar algo de ropa, como no hacerlo en la ciudad de la moda?? . El centro comercial es enorme, con tres plantas y los precios son bastante competitivos.

 Una vez cubierto el “compromiso”, nos disponemos a buscar un sitio para comer. Son las 13:00 pasadas y los lugares con más nombre ya tienen interminables colas. La verdad es que no esperábamos encontrar tanta gente por todas partes, Milán en estas fechas parece una de las grandes capitales europeas… Nos decidimos por la pizzeria Gino, donde hay sitio de sobra. Pedimos dos pizzas y una ensalada con queso “burratta” . No la recomiendo. Demasiado caro para lo que ofrece (43€) Pero al menos nos sirve para descansar un poco, ya que sólo hemos dormido 2 horas en un área de servicio y el cansancio empieza a pasar factura.

Basílica di Santa Maria Presso San Satiro

Después del descanso y de curiosear un poco por las galerías, nos disponemos a continuar con nuestro recorrido, callejeando por las calles del centro de Milán, Nuestro siguiente destino es la Basílica di Santa Maria Presso San Satiro. La iglesia, construida englobando el más antiguo sacelio de San Sátiro cuyo nombre recibió, es célebre por albergar el llamado «falso coro» de Bramante, obra maestra de la pintura en perspectiva renacentista italiana. Vale la pena la visita, si os acercais al altar vereis el “secreto que alberga”.

Piazza Mercanti

Nuestro callejeo nos lleva hasta la Piazza Mercanti, que ofrece una bonita vista de la Catedral de Milán en la distancia. Esta plaza representaba en la edad media el centro neurálgico comercial e institucional de la ciudad y aún hoy en día está repleta de representativos edificios (alberga diversos palacios).

La calor y el cansancio está haciendo estragos, así que decidimos hacer otro “break” antes de afrontar la parte final de este largo día. El local elegido para la merienda fue el “Panini Durini”, una franquicia de comida rápida de calidad. La verdad nos gustó mucho, zumos naturales exquisitos y buenos bocadillos.  De hecho el sábado volvimos para cenar…

Continuamos con nuestro paseo por la “Vía Dante”, una calle peatonal que te llevea directamente desde la Plaza dei Mercanti hasta la plaza Cairoli donde está la entrada al castillo. Sería el equivalente en Milán a las Ramblas de Barcelona. La calle está repleta de restaurantes, comercios de todo tipo, puestos de venta ambulante y personas que intentan ganarse la vida con expectáculos tanto visuales como musicales. 

Es para tomarse el paseo con calma porque hay gente que lo hace realmente bien.  Una vez en la plaza Cairoli aprovechamos para asegurarnos del punto de partida de la excursión de mañana, no hay pérdida está en la oficina de Turismo de la ciudad.

Desde la plaza se observa el Castillo Sforzesco. Está repleto de museos,  pero nosotros nos limitamos a pasear por sus jardines y a observar sus torres y murallas. El castillo fue construído como fortaleza en 1368, para ser transformado posteriormente en un espléndido palacio que quedaría totalmente destruído durante la república Ambrosiana.

La familia Sforza se esforzó por convertir el castillo en una de las cortes más  impresionantes de italia. Tras diversos “contratiempos” (Napoleón ordenó su demolición en 1801) se devatió su futuro durante los últimos años del S.XIX, y finalmente fue restaurado (1905).

 Parte de esta restauración fue la construcción del Parque Sempione (Junto al Castillo), uno de los pulmones de la ciudad. Para nosotros fue realmente reparador poder pasear  en este parque repleto de jardines, estanques y zonas verdes. 

Queríamos acabar el día con la subida a la “torre Branca”, una torre de metal de 108 metros de altura con ascensor donde por 4€ tienes unas excelentes vistas de la ciudad, pero estaba cerrada por obras, así que nos tuvimos que conformar con las vista del Arco Della Pace, uno de los monumentos más imponentes y clásicos de Milán , que señalizaba en ingreso en la ciudad.

Fue encargado por Napoleón en 1806, pero la derrota del mismo en la batalla de Waterloó pospuso su finalización. Esta se produjo gracias al emperador Francisco I de Austria, en 1836. A lo lejos y, salvando las distancias, recuerda vagamente al Arco del Triunfo de París.

Nos sentamos a descansar en una terraza del parque, pero después de media hora de espera y que no nos atiendan, nos marchamos y decidimos volver al hotel, nuestros cuerpos no dan para más. Cogemos el metro en la plaza de Cairoli (linea 1) y a eso de las 7 de la tarde estamos en el hotel. Check-in, ducha y a descansar. Tras una siesta de un par de horas, hacemos unos bocadillos con productos que ya traíamos de Barcelona (una de las ventajas de viajar en coche) y bajamos a tomar una copa en  el bar del hotel.  A eso de las 22:30 nos vamos a dormir, creo que el día ya no da más de sí…

Día 2; Domingo 29 de Abril: Lago Como, Belaggio y Milán en la hora azul.

Hoy nos espera un día tranquilo en cuanto a que no tenemos que quebrar nos mucho los sesos, hemos decidido contratar la excursión al Lago Como con Civitatis (89€), ya que lo apretado del calendario no nos dejaba casi margen a reacción ante un posible contratiempo.

El punto de encuentro es en la oficina de turismo, en la Plaza Cairoli, las 8:15. La excursión puede contratarse directamente allí sin problema, aunque dada la alta afluencia de visitantes en estas fechas optamos por contratrarla por internet a través de Civitatis.

 Así que tras madrugar y un desayuno bastante decente en el hotel, llegamos a la plaza antes de las 8. De momento el día acompaña, pero la plaza está completamente  desierta, lo que contrasta con la tarde anterior. Incluso la bonita fuente que ayer se alzaba a las puertas del castillo luce inerte, apagada (no hay agua).

A las 8 en punto vemos que comienzan a llegar autocares y enseguida tomamos plaza en el nuestro.

 Parece que la excursión está a tope, ya que llenan 2 autocares uno para la excursión en castellano y otra en Inglés. Son las 9 cuando, después de un ligero problema logístico (varias personas de habla hispana deberán hacer en trayecto en autocar con la excursión en Inglés, el nuestro va completo…), partimos hacia Como. Nuestro Guía Alessandro, nos ameniza el trayecto con infinidad de anécdotas sobre Milán e interesantes explicaciones.

A eso de las 10 llegamos a Como y nos dirigimos a su Catedral,  de estilo gótico. Su construcción comenzó en 1396 bajo la supervisión de Lorenzo degli Spazzi di Laino, sin embargo, la catedral no fue terminada hasta 1770 con la construcción de la cúpula. Tras la visita guiada, disponemos de una hora de tiempo libre para recorrer el pueblo y comprar algún souvenir. Para recorrer el casco antiguo de la ciudad tenemos tiempo de sobra, aunque el día se está poniendo bastante gris.

Hemos quedado a las 11:30 para coger el Ferry que sale a las 12. Decir que se trata de un Ferry de linea regular, por lo que si vais por vuestra cuenta no tendréis problema para hacer este trayecto. También hay ferrys rápidos que casi no paran. Sólo debereis coodinar los horarios de los trenes y Ferrys, tanto a la ida como a la vuelta.

Alessandro  ha ofrecido en el autocar la posibilidad de realizar el viaje en Ferry, de 2 horas y cuarto de duración, en el comedor del mismo con la comida incluída (ensalada, plato típico de la zona de arroz con pescado, bebida, postre y café) por 19€ por persona. No estamos seguros pero decidimos optar por esta opción y acertamos por completo.

Nada más entrar al Ferry nos acomodan en un habitáculo con las mejores vistas posibles (siempre en el lado izquierdo de la marcha hacia el norte), con un enorme ventanal a nuestra entera disposición. Recomiendo sin duda esta opción, ya que me desplacé a la zona de asientos para intentar hacer fotos y era un auténtico caos.. parecía el metro en hora punta. En cambio nosotros disfrutamos de un relajado trayecto, y además nos ahorramos tener que buscar un sitio para comer en Belaggió, que según nos contaron después eran de dudosa calidad y carísimos.

A lo largo de todo el trayecto, Alessandro (nos han entragado unos auriculares anteriormente para que nos podamos enterar de todo estemos donde estemos durante el trayecto en el ferry) nos deleita con explicaciones y anécdotas de las villas que vamos observando en el lago. Todas las villas están situadas en el lado izquierdo de la marcha, importante coger buen sitio si no vais al restaurante.

Nada más comenzar el trayecto se comienzan a observar paisajes de gran belleza. Se van divisando pequeños pueblecitos con casas de colores, algunas de ellas con embarcadero. En la localidad de Cernobbio,que se extiende entre el logo y colinas rebosantes de vegetación, observamos la Villa d’Erba, que perteneció a diversos artistas y la Villa d’Este, convertida en uno de los más lujosos hoteles del mundo.

 Más adelante nos encontramos con la Villa Oleandra, del siglo XVIII  famosa por ser residendia veraniega del actor George Clooney y  antes de llegar a Belaggio con la Villa Balbianello, para mí la más bonita de todas, que aparece en algunas películas de Hollywood muy conocidas como “Star Wars Episodio II, el ataque de los Clones” y “Casino Royale” de James Bond.

Así pasamos las más de dos horas de trayecto hasta Belaggio, que por cierto, fueron de lo más ameno. Una vez en Belaggio, Alessandro nos informa de los lugares que más vale la pena visitar y nos da dos horas de tiempo libre. Ha salido el sol y se presenta una tarde calurosa.

Como ya hemos comido, tenemos todo el tiempo para al visita. En poco más de 10 minutos llegamos a”La Punta”, lugar donde confluyen los dos ramales del Lago, el de Como y el de Leco. Hermoso lugar. Posteriormente nos perdemos por las calles de Belagggio, que la verdad , es un pueblo que vale la pena visitar. Está todo muy cuidado y sus calles desprenden cierta magia.  Antes de darnos cuenta no da la hora de coger el transbordador.

Esta especie de “Tragetto” , donde suben tanto pasajeros como vehículos, nos lleva a la otra orilla del lago para hacer el resto de la vuelta hasta Milán  en autocar. El billete del Ferry es válido, no  hay que sacar ningún otro (al menos en la excursión de Civitatis). El trayecto dura unos quince minutos y se aprecian bonitas vistas, tanto de las dos orillas como de las cercanas montañas de los Alpes.

La vuelta a Milán se realiza por la carretera que da la vuelta a todo el lago, de hecho nuestro punto de partida se encuentra a escasos 20 kilómetros de Suiza (Lugano). La carretera es sinuosa pero el trayecto de aproximadamente hora y media se hace ameno por las vistas y por las explicaciones de Alessandro.

Me llamó la atención que pasamos por un pequeño pueblecito junto al lago (no recuerdo el nombre) donde el dictador Benito Mussolini, en su huída hacia Suiza fue interceptado por la resistencia Italiana y fusilado el 28 de abril de 1945. Posteriormente su cuerpo fue llevado a Milán donde fue expuesto.

Alrededor de las 7 de la tarde llegamos a Milán. Nuestro propósito es observar como va anocheciendo en la plaza Del Duomo y como aún quedan un par de horas y hemos comido muy pronto en el barco, nos decantamos por una merienda cena para hacer tiempo. Nos decantamos por el”  Panini Durini” que se encuentra cerca y ayer nos gustó mucho. No nos defrauda, buen producto, buen servicio y buena música.

Aprovechamos que nos pilla de paso para vistar algunos puntos de interés que no pudimos vistar el dia anterior como el exterior del teatro della Scalla y la Piazza della Scala, donde se observa una interesante estatua de Leonardo Da Vinci. 

Finalmente acabamos en la Plaza del Duomo .

Vale la pena permanecer durante un buen rato y ver como poco a poco se van encendiendo las luces conforme va anocheciendo. Como no llevaba el trípode, tuve que apañármelas  para sacar algunas fotos decentes, pero algo salió…  

La vuelta al hotel se hizo larga. Media hora de cola para comprar los billetes del metro… por esto os recomiendo comprar los billetes cuando compréis los de ida, así os ahorrareis este mal trago. Y a las 10 y media, ducha y a dormir, que mañana hay que madrugar. 

Día 3; Domingo 30 de abril de 2018 : Milán  escondido y Mentón.

En un primer momento esta noche debíamos tomar el avión de vuelta a casa, pero los acontecimientos han provocado algún que otro cambio de planes.

Primeramente hemos decidido alargar el viaje una noche más , aunque no en Milán sino en algún lugar avanzando camino, pero tampoco demasiado porque queremos aprovechar bien la mañana en Milán. Finalmente nos decidimos por Mentón, localidad situada en Francia, muy cerca de la frontera con Italia y  limítrofe con Mónaco que es un lugar que nos hace gracia visitar.

Pero aún nos quedan muchos sitios que visitar en Milán con lo que decidimos madrugar. A las 7 en punto estamos en el comedor para el desayuno, per nos encontramos con la sorpresa de que está completamente abarrotado , un grupo de asiáticos que se marcha ha acaparado todas las mesas.. así que sin perder más tiempo comemos algo rápido (de pie), dejamos el coche cargado y nos marchamos al metro. 

Nuestra primera visita del día, que se presenta soleado y caluroso,  nos acerca a Santa Maria delle Grazie (estación de metro Cadorna, linea 1-roja), iglesia que alberga la última cena de Leonardo Da Vinci. Al reservar el viaje con poca antelación nos fue imposible encontrar sitio para ver el cuadro así que siendo lunes (el habitáculo de “La última Cena” está cerrado) nos acercamos a ver la iglesia, que no deja de ser como otra cualquiera. Por dentro está cerrado así que seguimos nuestro camino.

Nuestro siguiente destino era la Basílica de San Ambrosio, una de las más antiguas de Milán (S. IV-S. X). El exterior  de esta iglesia de estilo románico cuenta con un atrio, tumbas y algunas torres mientras que en el interior encontramos muchos mosaicos y capillas. También encontramos una cripta donde se encuentran las reliquias de San Ambrosio y el Emperador Teodosio. Sin duda una visita muy recomendable.

Sobre las 11 nos dirigimos a las columnas de San Lorenzo, que son de los pocos restos romanos que quedan aún en pie en Milán. Fueron construídas en el S. II y llevadas en Milán en el S. IV para la construcción de la Iglesia de San Lorenzo (se encuentra justo enfrente de las columnas). Esta Iglesia, con forma redondeada es de las más bellas que hemos visitado en Milán, y cuenta en su interior con infinidad de pinturas y grabados que parecen ser muy antiguos. Muy bonita tanto por fuera como por dentro. En la misma entrada de la Iglesia hay una estatua del emperador Constantino.

Nuestra última parada en Milán será en el la Puerta Ticinese y toda la zona de los Naviglio. La puerta es una Arco que puede apreciarse desde muchos metros de distancia. De estilo neoclásico, nos muestra una de las salidas de Milán , concretamete hacia la ciudad de Pavia. Junto a la puerta encontramos los canales de navigli, que Leonardo Da Vinci se encargó de perfeccionar para mejorar el transporte de mercancias y las comunicaciones de Milán. En mi opinión es una zona perfectamente prescindible si se se está falto de tiempo, pero en caso contrario es ideal para pasear y tomar algo.

No podemos marcharnos de Milán sin “probar”el viaje en  uno de sus famosos tranvias. Mientras esperamos, aprovechamos para visitar la Basilica di Sant Eustorgio que está junto a la parada (al lado de la Puerta Ticinese). Otra de tantas en Milán. Pero es un buen lugar para reposar un rato en silencio.El viaje en  tranvia nos deja un mal sabor de boca, ya que el viaje es muy  incómodo, pero  nos permite despedirnos de la Plaza del Duomo, donde cogemos el metro para dirigirnos al hotel.

Antes de partir, aprovechamos para comer en una Trattoria que nos llamó la atención el día que llegamos. Está junto al hotel y tiene buenas críticas en internet:   Pizzeria-Trattoira Gemelli. El local está lleno (son las 2) y la verdad nos decepciona un poco. Las pizzas están bien sin más y el precio no nos pareció barato (40 € dos pizzas, una ensalada para compartir y las bebidas). Nos lo tomamos con calma, queremos iniciar el viaje de vuelta descansados en la medida de lo posible.

Cuando emprendemos el viaje hace un sol de Justicia, pero eso no nos impide realizar los 300 kilómetros que nos separan de Mentón de un tirón.  Mentón es una localidad de la costa azul francesa bastante turística, repleta de apartamentos y hoteles en 1a.  Linea de mar. Es el caso de nuestro hotel, el Vacances Bleues Royal Westminster (107 € la noche). Se trata de un tres estrellas con muy buena pinta. Aunque la habitación es bastante inferior a la de Milán, el hotel tiene salida al paseo marítimo y unos jardines muy majos. Además el desayuno es muy bueno, mejor que el cuatro estrellas de Milán. Por situación y por el desayuno me quedaría con este, pero estamos en Mentón…

Tras una pasear por el paseo marítimo y comprar la cena en un Carrefour Express que hay enfrente del hotel (estaba abarrotado) nos retiramos a la habitación.  

El Martes 1 de Mayo, madrugamos de nuevo. El día está gris y queremos visitar Mónaco antes de volver a casa. Llegamos temprano a Montecarlo, las calles están semidesiertas. Llegamos a la zona del puerto conduciendo casi en solitario por el circuito urbano de fórmula 1 y las sensaciones son increíbles. Llegamos a la zona del puerto y paramos para dar un paseo y  hacer unas cuantas fotos. No hay casi tráfico y podemos dejar el coche donde queramos. Sobre las 10 continuamos con nuestro camino y tras un par de paradas, llegamos a casa. Son las 5 de la tarde.

 Vaya palizón de 4 días!!! Más de 2000 kilómetros.