ETIOPIA
El pasado mes de noviembre pude cumplir uno de mis objetivos, descubrir Etiopia. Etiopía es el único caso entre los países africanos que nunca ha sido colonizado, manteniendo su independencia durante el reparto de África, excepto por un periodo de cinco años (1936-1941), cuando estuvo bajo ocupación italiana. Por este motivo sigue manteniendo su cultura y su idioma.
La llegada a Addis Abeba fue muy caótica, como en cualquier Capital africana, tienes que estar muy atento para que no te engañen los taxistas.
No me gustan mucho las capitales, pero aquí pude ver la afición que hay al atletismo y eso me encantó. Todas las mañanas la gente sale a correr por la calle y en la plaza Meskel hay preparada una zona de entrenamiento.
Si eres aficionado al running, aquí disfrutarás viendo cómo entrenan y entrenando con ellos! Eso sí, prepárate para madrugar… a las 5’30 de la mañana ya hay gente entrenando!!
Desde que el gran corredor etíope Haile Gebrselassie consiguió ser el mejorcorredor del mundo durante unos años, pasando de vivir en la pobreza a ser uno de los etíopes más ricos del país, se convirtió como referente de muchos deportistas que aspiran a ser como él algún día.
“si crees que tu vida es aburrida, plantéate objetivos a corto plazo y conforme los vayas superando, verás que puedes conseguir lo que quieras”
MESKEL SQUARE
Todos los años organizan una carrera por la ciudad “The Great Ethiopian Run” en la que participan más de 30000 personas!!!! y el pasado noviembre de 2018 yo fui una de ellas!! es una carrera para disfrutar del ambiente, bailar, integrarse y correr por las calles repletas de gente animando durante 10 km.
Si en el 2019 estáis por allí, es una carrera muy recomendable para todos vosotros mochileros.
https://ethiopianrun.org/en/
Desde Addis, recomiendo reservar vuelos internos para no perder mucho tiempo en la carretera (si haces un vuelo internacional con Ethiopian airways tienes descuento en los vuelos nacionales). Nosotros volamos desde Addis a Mekele, capital de la región de Tigray, para hacer la excursión de 3 días visitando La zona del desierto de Danakil, situada a unos 60 metros por debajo del nivel del mar, está salpicada de un paisaje casi inverosímil: la región del volcán Dallol. Este lugar posee numerosos manantiales ardientes de colores en una gama inimaginable, que va de los anaranjados, al verde, blanco o amarillo, a causa del azufre y otros minerales.
Las increíbles formaciones de sulfuro, sal y azufre que brotan de las entrañas de la tierra , generan un panorama que podríamos imaginar con más facilidad en otro planeta.
Desde aquí fuimos al lago salado donde pudimos ver los bloques de sal que transportan los camellos por toda Etiopia. (durmiendo esa noche se nos cruzaron cientos de camellos en dirección al lago) y para terminar la excursión, subimos al volcán activo Erta Ale, para intentar ver lava en su interior, cosa que fue prácticamente imposible debido a la cantidad de humo que expulsaba. De todas maneras es una excursión más que recomendable.
Desde Mekele viajamos a Gheralta, para poder visitar una de las zonas que más me gustó de este increíble país, las iglesias excavadas en lo alto de las montañas. Entre el siglo VIII y XV, un ejército de artistas, escultores, arquitectos y excavadores crearon una red de iglesias aferradas a montañas inaccesibles. Los historiadores y los investigadores han contado, fascinados, más de 150 iglesias rupestres. Están talladas en la roca de Amba Gheralta, Amba Blanco y de las regiones de Tembien y Agamé. Nosotros negociamos con un guía la visita de 3 iglesias y emprendimos la marcha… senderismo y escalada para poder deleitarnos de uno paisajes increíbles y unos frescos dentro de las iglesias que se conservaban intactos.
Si te apasionan las montañas es un destino más que recomendable, por éstas y por la que visitamos después…
Tras un largo viaje, parando en Axum, llegamos a las montañas de Simien. Una vez en Debark, en el pueblo más cercano, contratamos todo lo que nos obligaban para explorar las montañas, guía, porter, cocinero, seguridad…
Fueron unos días andando a más de 3000 metros con unas vistas espectaculares en los que pudimos ver unos monos endémicos de la región, los babuinos Geralta. Poder sentarme a su lado viendo como se comportaban fue un momento mágico.
Desde Debark fuimos en transporte público hasta Gondar era la antigua capital imperial de Etiopía, pero no teníamos mucho tiempo y solo pudimos ver el castillo por fuera. Al días siguiente nos tocaba madrugar para seguir viajando rumbo a Bahir Dar. Allí pudimos ver la cascada del nilo Azul y navegar por el lago Tana.
Desde Bahir Dar volamos a una de las maravillas del mundo… Lalibela Igual no tanto por su majestuosidad, aunque parece increíble poder excavar y tallar unas iglesias de semejante belleza, lo que más me impresionó fue la gente. Se respiraba una devoción mágica. Me pasé horas viendo pasar personas con sus telas blancas rezando en silencio, entrando y saliendo a las distintos edificios tallados en la roca.
Desde luego uno de los mejores momentos del viaje.
Y desde Lalibela volamos hasta Jinka para visitar las tribus de valle del Omo.
Desde que aterrizamos nos dimos cuenta que la gente era distinta al resto del país. Nos buscaban a todas horas pero no para saludarnos como en otras zonas, sino para pedirnos dinero.
Es una región en la que llega el turismo en masa para fotografiar a las tribus a toda costa, sin importarles ni las personas, ni la privacidad, ni absolutamente nada. Y eso lo consiguen a base de dinero. Por lo que puedes ver niños pidiendo en las carreteras, bailando y maquillados con pinturas que usaban para las ceremonias, personas pidiendo dinero a cambio de fotografías…
Para mi, lo más importante cuando viajo es el intercambio cultural que genero al encontrarme con personas de otros países. Me encanta ver como viven y en esta región ha sido prácticamente
imposible. Me sentaba simplemente para observar y se acercaban constantemente pidiendo dinero, ropa, fotografías…
Tribus como los Marshall que eran nómadas, han cambiado su estilo de vida y ahora no se mueven de su poblado porque viven del turismo, de vender productos de artesanía y de las fotos que les hacen los turistas.
La verdad es que impacta bastante visitar un poblado Hammer, y la primera hora que estuvimos allí fue genial, porque llegamos los primeros con un guía que hablaba su idioma, y vimos los preparativos de una celebración. El padre del niño que pasaba a ser adulto mediante la ceremonia del salto del toro, nos invitó a café y pude darle la enhorabuena. Nos sentamos con la familia y llegamos a pasar un poco desapercibidos (ese era el objetivo) hasta que llegó la marea turista… al final éramos casi más turistas que locales… y ahí terminó el encanto.
La verdad es que si vuelvo a Etiopia no volveré al valle del Omo. No fue un turismo sostenible ni respetable el que vimos allí.
Y aquí terminó mi aventura por Etiopia, un país muy auténtico donde pervive la sociedad moderna con las culturas ancestrales. Tierra de contrastes, con majestuosas montañas, paisajes de otro mundo y algunos de los pueblos más fascinantes de África.
Si quieres ver más fotos puedes seguir mi Instagram @luismotrail
Saludos, Luis Moyano Fernández