Mi viaje a Jordania

Jordania ha sido uno de los viajes más especiales que he hecho. Fuimos en semana santa, una época muy significativa, y además lo hicimos en familia. Sin duda un país con mucho encanto e historia que no deja a nadie indiferente.


Nuestro viaje fue de una semana, alquilamos coche y recorrimos los puntos principales del país, haciendo una excursión de un día a Jerusalén.

Este es el recorrido que hicimos:

  • Madrid- Amán
  • Amán-mar muerto
  • Mar muerto-Jerusalén-mar muerto
  • Mar muerto-Wadi musa (Petra)
  • Wadi musa- Wadi rum
  • Wadi rum- Mar rojo
  • Mar rojo – Amán
  • Amán – Madrid

Amán

Llegamos a Amán de noche y la verdad es que no tiene mucha vida a esas horas, cosa que cambió drásticamente al salir el sol. Salimos tempranito del hotel para aprovechar el día y visitamos la ciudad antigua, nos perdimos por sus calles, vimos el teatro romano y disfrutamos de los numerosos puestos que montan por el centro.  Ese mismo día nos fuimos a nuestro hotel en el mar muerto.

Mar Muerto

Después de patear Amán nos dirigimos al mar muerto a dejarnos… ¡flotar!.

Os recomiendo reservar hotel con playa privada, ya que las normas de vestimenta en Jordania son estrictas, sobre todo en las playas. Además, por desgracia, las playas públicas están muy sucias.

En nuestro hotel teníamos acceso directo al mar y fuentes de lodo para, como manda la tradición, embadurnarse bien antes de meterse al mar.   

                      

Excursión a Jerusalem

Actualmente se encuentra abierta la frontera entre Israel y Jordania por el puente Allenby  y teníamos que aprovechar la oportunidad para visitar tierra santa, Jerusalén.

El paso de una a otra es largo, pero no es complicado. Es necesario conocer los pasos a seguir.

En Jordania existen dos pasos fronterizos por tierra al norte, cerca de Amman, y el otro al sur, en Aqaba. Nosotros lo hicimos por el primero.

A nosotros nos encantó, pero es verdad que es un poco engorroso. Contratamos un conductor que nos llevó desde el hotel del mar muerto hasta la frontera y pactas una hora para que te recoja en el mismo sitio. Te dejan en la frontera donde entregas los pasaportes y a su ritmo tramitan el visado. Si visitas Israel en las 48 horas siguientes de haber llegado a Jordania no es necesario pagar, si lo haces transcurrido ese tiempo son unos 60€ por persona.

Nos entregaron los permisos y te montan en un autobús hasta otro punto donde vuelven a revisarte y vuelves a pagar otra tasa por el bus. Finalmente llegas a la parte de Israel, donde tienes que negociar de nuevo un taxi para que te lleve de la frontera a Jerusalén. Se tardan unos 45min.

Jerusalén estaba abarrotado, había gente por todas partes, pero caminando por las calles, recorriendo la famosa vía dolorosa llegas a imaginarte todo lo que tantas veces hemos leído o visto en películas, es un lugar muy intrigante.

Santo Sepulcro

Muro de las lamentaciones

Monte de los olivos

Una vez exprimido Jerusalén, regresamos a nuestro hotel en el mar muerto, pues al día siguiente emprenderíamos nuestro camino al siguiente punto, Petra.

Mar muerto – Petra

Durante este recorrido hicimos varias paradas y a cada cual más interesante. La primera fue un recorrido por la zona del rio Jordan dónde se bautizó Jesús. El recorrido se hace en autobús y con guía. Es muy interesante observar el río Jordan desde la orilla que pertenece a Jordania y estar a tan solo unos metros de Israel.

Nuestra segunda parada fue en el monte Nebo, donde Moisés separó las aguas. No se necesita mucho tiempo y este lugar tiene unas vistas espectaculares.

Nuestra tercera y última parada fue en Madaba, donde aprovechamos para comer y visitar los restos mejor conservados de los mosaicos de la época.

Desde Madaba directos a Petra para ver el espectáculo de luces. Os recomiendo hacer coincidir vuestra visita con el espectáculo, ya que no se hace todos los días.

Petra by night

Nuestro primer contacto con Petra fue de noche y muy bonito, pero sin duda aquel lugar cobró vida al verlo de día en todo su esplendor. Nosotros lo recorrimos todo andando, es agotador, pero merece mucho la pena. Lo mejor es ir temprano por la mañana y tomárselo con tranquilidad.

Si estás en buena forma física, la subida al monasterio es casi obligatoria. El camino es empinado y hay burros bajando a toda máquina por el estrecho camino, pero sin duda merece muchísimo la pena, es impresionante, y suele haber menos gente que en el tesoro que es la principal atracción.

Con mucha pena, y con llovizna, dejamos Petra para comenzar nuestra aventura en el desierto de Wadi Rum. Nos desplazamos hasta el punto de encuentro donde nos recogió Abdulah, quién sería nuestro guía durante dos días y quién hizo de nuestra visita una hazaña inolvidable.

En Wadi Rum os recomiendo el recorrido de un día entero en jeep, se hace muy corto el día y se disfruta muchísimo. Y dormir en el desierto también es una experiencia que te teletransportará a otra época.

Cae la noche en el desierto y nos llevan a un enclave con unas vistas impresionantes donde degustamos una cena típica y dormimos en unas haimas.

Y aquí termina nuestra aventura en el desierto. Tomamos nuestros coches de nuevo y camino a darnos un chapuzón de despedida en mar rojo en Aqaba.

Si optáis por esta opción de llegar hasta Aqaba, una vez más mi consejo es dirigirse a un club privado con piscinas, las playas públicas están llenas de basura por todas partes y no se puede ir en traje de baño.

Tras descansar, hacer snorkel, tomar el sol y refrescarnos, hora de volver a Amán. El trayecto es de unas 4horas. Reservamos un hotel cerca del aeropuerto, pues nuestro vuelo era al día siguiente por la mañana.

Y así poníamos fin a una semana llena de anécdotas, aventuras, historia, paisajes inolvidables y gente entrañable.  Un