MI GRAN VIAJE POR GHANA
El viaje con el que yo siempre había soñado de pequeña, era ir a ayudar en una ONG de África. Qué cosas, otros niños sueñan con ir a Eurodisney, yo quería ir con los niños que salían en los anuncios de televisión pidiendo ayuda. Si no hay paz en el mundo, es porque hemos olvidado que nos pertenecemos unos a otros, y que esa mujer/hombre es mi hermano.
Como decía Santa Teresa : “No todos podemos hacer cosas grandes, pero podemos poner un gran amor en lo que hacemos”y “Si no vives para servir, no sirves para vivir”.
Tardé casi diez años de mochilera, en sentirme lo suficientemente fuerte como para ir a por aquel sueño, que sabía era medicina: medicina para todas la preocupaciones del primer mundo. En esos diez años escribí a un veintena de organizaciones en el África negra, pero las pocas que respondieron, lo hicieron con una negativa: necesitaban médicos o arquitectos y yo era una pringada que había estudiado historia del arte, probablemente la profesión más inútil para ayudar a un país en desarrollo. Sin embargo, no me di por vencida y seguí buscando, hasta que la experiencia me encontró a mí, de una forma mágica que aún no entiendo, encontré un contacto en Facebook de una chica de Barcelona que tenía una organización en Ghana.
Sentía que era mi llamada a Africa, mi momento.
Comencé a estudiar sobre todo el continente, me di cuenta de que no tenía ni idea dónde estaba Ghana, y que África es mi tema pendiente, creo que el de muchos viajeros.
Aprendí que además de la miseria que vemos en la tv, existía una historia fascinante detrás de cada cultura, reinos de los que nunca había oído hablar, anteriores a la colonia. En el oeste de África, la cultura tenía su centro en Kumasi, aunque luego Portugueses, Británicos, Suecos, Holandeses y Daneses construyeron fuertes a lo largo de la costa desde donde exportaban esclavos. La esclavitud es abolida en el S.XIX y esta región se convierte entonces en colonia británica que la bautizará como Gold Coast, ahora exportarán el oro. En la conferencia de Berlín de 1885 paso a ser África Occidental Francesa.
Leyendo, en seguida te das cuenta de lo absurdo de crear líneas políticas, especialmente cuando se hace desde una oficina en Europa y sobre un papel, como dividiendo una tarta de la que los blancos se adueñaron, sin preguntar a ninguno de sus habitantes.
Recibo un mensaje nuevo de la chica sólo 24h antes de mi vuelo, acaba de leer que voy hacia allí y me advierte de que la ONG a la que voy es fraudulenta y que ya no colabora con ellos. No importa, hay un motivo o un millón para que yo este en este avión. Ya no creo en las coincidencias.
COMIENZA MI VIAJE A GHANA
Me fascina la idea de empezar a descubrir un mundo diferente, otra historia, otros modos de pensar. Nuevas ideas, conceptos y connotaciones, que traerán un prisma para la vida de otro color. Cuantos más prismas colecciones, más opciones tendrás ante los “problemas”.
Viajar es no parar de aprender, de crecer, no permitirse atascarse, ni dormirse, y recibir cada día como la bendición que es. Y el voluntariado más que ningún otro viaje, te permite disfrutar de la vida, y mucho, y ayudar a que la de los demás mejore.
El hombre es tan necio que sonríe más con lo que sueña que con lo que tiene frente a sus ojos, pero un voluntariado puede cambiar eso. Descubrirás además, que nuestra ansia de acumular es lo que empobrece a otros.
El dueño de la ONG es muy amable y cuida de mí. Me busca comida e internet. Sorprendentemente de todos los viajes que he hecho, es este lugar pobre de África dónde tengo más internet, con una SIM que muestra todas las rallas de cobertura incluso en lo más profundo de la selva. Que irónico todo.
Por otro lado, conectarse no es siempre bueno: qué incómodo es, ver desde aquí, las fotos del postureo estival, los resorts, las infinity-pools, y otros alardes de opulencia.
Duermo en un albergue de Accra, bueno lo de dormir es una forma de hablar. El insomnio me acompaña hasta el fin de semana. Estoy emocionada por cumplir mi sueño.
1º DÍA DE CLASE
Me encuentro dentro de ese programa de voluntariado que se ve en la tv, típica escuela, típicos niños que corren a saludarte… sólo hay una diferencia, en esta historia estoy yo. Ahora, desde aquí, sé que los voluntarios no venimos ayudar, sino que es un acto egoísta el llenarte de la dicha de los demás. Como el tesoro de una cueva, la alegría del alma se encuentra muchas veces en las experiencias más duras. Y a través de la realidad de esta gente, como ya he dicho cambias tu perspectiva de la vida y de todo…
El primer día de clase fue maravilloso, cada detalle me enamora… Empieza el día a las 6 am, con suerte si sale hoy agua de la ducha me quito el baño de sudor que te deja la noche africana. He comprado unas naranjas y las exprimo con un tenedor, sorprendentemente me he constipado. Pero los del mundo desarrollado podemos permitirnos esos lujos, de comprar naranjas. Hay dos voluntarias más en la casa, son de Alemania, y me acompañan a la escuela cada día. Las dos están aquí por un año, tienen la misma edad, educación y nacionalidad, pero son el día y la noche:
El ejemplo de la que se adapta a la comunidad, y por el contrario la que se pasa el día contando las horas para irse, encerrada en su cuarto o en el despacho de profesores, hablando por internet. Un día, la chica pegada al teléfono rompió a llorar, me dijo que se dio cuenta de que ella no debería estar aquí, la abracé con el corazón en la mano sabiendo que no importa cuantas cosas ha hecho mal, porque el sólo hecho de haber luchado por venir y haber cogido ese avión la convierte en alguien mejor, y la chica que vuelva será diferente de la que ha venido. Incluso aunque el voluntario necesite más ayuda (para adaptarse) que los niños a quienes vino ayudar. Incluso aunque se marche sin haber ayudado en absoluto, lo hará cuando llegue allá: Cuando trasmita esa otra realidad que ha visto con sus propios ojos.
7 am salimos de casa, compro una bolsa de arroz con picante y huevo duro, mi desayuno, bastante más rico que un potingue que me dieron ayer que ni esforzándome pude terminar, era como comer tierra. Cuando llevo la mitad, hago un nudito en la bolsa y lo guardo para más tarde. Caminamos 20 minutos y llegamos a un muelle, donde esperamos junto a otros profesores que dan clases en otras islas. Ir al trabajo en barco es increíblemente guay.
Al llegar a la escuela corren a abrazarme, hacemos una fila para controlar la temperatura de cada niño y empezamos la clase: Ellos hoy sólo se divierten y soy yo la que tengo que aprender: 35 nombres y asociarlos a 35 caras que el primer día te parecen todas iguales. Comenzamos aprendiendo a levantar la mano para hablar… Con el paso de los días los juegos se ponen más interesantes.
SER PROFESORA EN ÁFRICA
Cuando llego a casa me quedo hasta altas horas de la madrugada preparando el día siguiente, acabo de aprender lo que significa ser profesor. Cuando termino con eso, me pongo a estudiar el idioma local, no hay tiempo para dormir. En dos días ya me sabía 20 nombres, pero aún me faltaba aprenderme algunos.
En los descansos damos un paseo por la isla, donde vive la comunidad. Al llegar a casa empiezo a encontrar problemas sociales, la organización está a punto de cerrar, comenzó con un matrimonio que hoy está roto, uno acusa a al otro de quedarse con el dinero de los niños, me hablan de un barco para llevar a los niños al hospital que costó miles de dólares construir y hoy está abandonado. Y de numerosos proyectos profesionales en los que la gente invirtió su tiempo y quedaron en el olvido.
El tercer día aprendimos los números, ellos en inglés y yo en “ghanés”
Estuvimos jugando a la comba, porque observé que igual que en mi trabajo de guía, la capacidad de concentración de los oyentes disminuye bastante pasadas dos horas. A veces me rompo la cabeza y luego acabamos aprendiendo del juego más sencillo.
Llega el viernes y tenía tantas cosas preparadas que casi pierdo el barco de regreso. Cuesta de creer, pero he llorado 3 veces de alegría en una misma jornada: una cuando el profesor les ha dicho que íbamos a escuchar música y se han puesto a saltar. La otra porque estábamos bailando y los niños se empezaron a multiplicar, llegaban de otras clases al escuchar la música, hacía calor así que decidí salir al patio bailando y detrás vino toda la clase, después todo el colegio, en sentí en medio de un flash mov de una película de Bollywood. La tercera: un “menos mal que has venido” palabras que resuenan en mi corazón. Vete siempre a donde escuches eso.
Día 7 de mi estancia en Ghana
El tiempo vuela, soy inmensamente feliz. El sábado convencí a las chicas de hacerse trenzas. Y pasamos así 6 horas en la peluquería bailando y jugando a los superhéroes con niños. Luego probé el fufú que es la comida favorita de aquí, una pasta que estira como la goma y se moja en picante. Ni mi estomago a prueba de bombas pudo con ella. Con la cabeza llena de trenzas ahora somos más conscientes de que estamos en otro país y debemos comportarnos de otra manera. Aunque el primer día sentía morir de hambre, ahora ya me he acostumbrado a comer una única vez al día.
En la mañana invitaba a las chicas y a una japonesa de otra organización a compartir la práctica de yoga. Compartido es más mágico y acabar con un baño en el mar es perfecto : deberíamos hacer esto cada día.
Hoy, de camino a otro lugar he decidido que ayudáramos a unos pescadores a recoger la red. Increíble el daño que me he hecho en las manos, 2h tirando de aquella pesada cuerda. Todo para 70 pescados que había que dividir entre 20 trabajadores, ósea 3 pescados de 5 cm por cabeza y toda la mañana de trabajo.
Continuamos el paseo y fuimos a un lugar llamado Dreamland para conocer a otra organización de allí y pasamos un rato estupendo riendo y debatiendo sobre porqué ellos tienen tantos hijos y nosotros tan pocos:
-verás yo tengo 7 hijos porque si mueren 3 así me quedan 4- me quedé flipada, hijos de repuesto!!
-además Dios dijo: id y reproducíos, no dijo cuidar de ellos y comprarles de todo-. Después de toda una tarde allí, escuché otras palabras mágicas:
-Tú no eres como los demás blancos- me dijo David –uno puede vivir de dos formas, la primera es la más común entre los blancos: llegar muy lejos sólo, absorbiendo y atesorando todo lo que puede, para que él, su familia y sus seres queridos lleguen lo más lejos posible. La segunda es aprendiendo y enseñando lo que aprendes, para que no sólo tu vida sino la de los demás también mejore. Como te detienes, llegas menos lejos, pero ayudando a que otras personas crezcan gracias a ti por el camino.
SINTIENDO ÁFRICA
Hoy es lunes y ha venido Evans al colegio, él era profesor antes de que los problemas con la ONG comenzaran. Me he sentado a observar y aprender mediante el ejemplo, cosas como que por ejemplo cuando los niños hacen mucho ruido es que necesitan actividad, y es buena idea mandarles a correr varias vueltas al patio hasta que se cansen.
Al llegar este profesor de visita, el residente se ha marchado, y mi misión de hoy ha consistido que entendiera la importancia de quedarse y aprender de él. Cuando llega alguien que creemos que hace nuestro trabajo mejor, es precisamente el peor momento para irnos.
Así ha transcurrido otro día maravilloso, aunque las chicas no han venido porque una estaba enferma. No puedo parar de canturrear por la calle, incluso tengo la sensación de que aquí canto mejor… Repaso el día y sólo veo momentos hermosos: salir a hacer running mientras charlo a una amiga que está a miles de kilómetros, un amanecer violeta y un baño en el mar. Un día de escuela lleno de abrazos. Y al regresar, compartir la vida con los vecinos:
Rita es la mujer más moderna de Ada Foah, ella dice “no me importa que me digan que soy vieja para estar soltera, no me casaré hasta que un hombre me comprenda” pensar así en Africa es estar muy adelantado a tu tiempo y sociedad. Así que con sus “Shake your body” se ha ganado una tortilla de patata para toda la familia. Cocinarla ha sido una aventura, en una olla viejísima y con un fuego de cuatro leños, pero ver como la saboreaba ella y su familia, sencillamente me ha puesto los pelos de punta.
LA CRUDA REALIDAD
Martes, esto empieza a ponerse interesante. En vista de que el motor que el dueño de la ONG debía comprar con las donaciones, no llega, decido moverme de alojamiento para no darle más dinero a alguien que no hace uso debido de él, además él me cobra 12€ la noche y he encontrado un alojamiento a 4€ con una habitación mil veces mejor. Le notifico la decisión, y me dice que si no le voy a pagar que no ayude, y que si se me ocurre ir por ahí explicando lo que he visto, no viviré para contarlo.
Las dos chicas se encuentran ahora con fiebre, vomitando, antes de irme he cuidado de ellas y me he dado una paliza limpiando toda la casa para un tipo que no me habla. No he podido ir a la escuela por quedarme de enfermera, que más da, igual voy a abandonar a los niños… ha sido un día frustrante, sin embargo ya tengo una sonrisa por lo que ha de venir. He estado hablando con otras organizaciones y es mucho más interesante que me mueva, nuevas aventuras, nuevos amigos y nuevos objetivos.
Miércoles, el ultimo día en la escuela y pierdo media mañana con una inspección del gobierno, asimilando el mensaje de R que dice “ si no puedes pagar no ayudes”, el profesor está triste de que me vaya, y voy a echar muchísimo de menos a cada uno de esos niños, así que antes de marchar hemos hecho un precioso mural en la clase para que tengan un sitio más bonito y un motivo para recordar a la voluntaria que menos tiempo pasó en la historia de la ONG.
Hoy me di cuenta, que ya no importa si algo bueno que hice no se sabe si lo hice yo. Que va más de crear un impacto real, un cambio sostenible que permanezca cuando te has ido. Pintar las manos a esos niños, enseñarles a mezclar colores, ha sido inolvidable.
Ahora toca embarcarse en un proyecto de turismo para promover las visitas a wéstern-Africa. ¿Puede haber algo que me interese más?
Toda esta historia de la organización corrupta, amenazas de muerte, las historias de dos niños que murieron por mala gestión de los fondos y el abogado que quiero encontrar para acabar con todo esto…sólo hace más interesante la aventura.
Resultó que la abstinencia de lujos, comer poco y pensar sólo en ser útil es la clave para sentirme plena y feliz. Me siento una persona nueva y sólo deseo poder regresar a esta experiencia cada año.
NUEVOS CAMINOS
El nuevo proyecto, consistía en buscar los atractivos turísticos de la zona, grabar un vídeo promocional y ayudarles a formar guías locales. Encajaba mucho más conmigo, que soy guía de turismo y no profesora de inglés. Hoy hemos visitado Aflive, una isla frente a Azizakpe, para ver como se elaboran las esterillas y los cestos, que luego se venden por centavos, y llevan entre 2 y 5 horas.
Viernes; Preparo mi delicioso desayuno, aquí todo sabe mejor, África me ha enseñado a compartir la comida incluso con la de la limpieza.
Da comienzo otro hermoso día lleno de actividades: salimos en barco y recolecté mis primeras almejas, no esperaba que me fuera a gustar tanto bucear con una manguera de gasolina atada a la cintura, me pareció absolutamente auténtico y me llenó de felicidad hasta puntos desconocidos, fue mi mejor día del año, pues no hay nada más satisfactorio para un aventurero que participar en una actividad local en exclusiva, recordaré con tanta alegría estas caras de felicidad!
Me he dado cuenta de que soy aún más valiente y lanzada cuando estoy sola, cuando nadie me dice: no hagas esto que te va a salir mal. No hay limites porque en mi mente soy capaz de cualquier cosa.
La visita del perímetro continúa, remando mi propia barquita hasta la siguiente isla, la de los cocodrilos, y una clase para aprender a tocar el tambor, donde de repente se me da bien! a mí, que antes no tenía ni una pizca de ritmo.
FOMENTANDO EL TURISMO EN GHANA
Comienza otra aventura, marcho hacia la frontera con Togo, visitamos Amedhofe, el pueblo más alto de Ghana, el harmattan (niebla causada por la suspensión de arena) no deja ver el horizonte, pero al mismo tiempo tiñe el paisaje de una atmósfera especial. Allí en la cima de la montaña, nos encontramos cuatro individuos, uno se pone a meditar, otro a cantar, otro a rezar y yo haciendo yoga. Curiosamente, todos nos hemos sentido en la necesidad de conectar con ese ser superior, la necesidad de salir de nosotros mismos y formar parte de un todo.
Más tarde, caminamos hasta una cascada donde apenas cae agua y no podemos bañarnos pero tenemos la oportunidad de ponernos justo debajo de esa nube de agua que moja muchísimo más de lo que parece, invisible a los ojos hasta que estas debajo, como muchas cosas en la vida.
Al final del día nos encontramos a unos holandeses y unos suizos, compartimos cena con ellos, y en la conversación vuelven a salir a la luz las diferentes manera de viajar: a los suizos les gusta coger el transporte público pero dormir en un buen hotel, los holandeses que tienen chófer y coche privado, los españoles a lo hippie acampando por ahí y yo intentando parecer africana.
Madrugamos porque sabemos que recorrer 150 km en Ghana puede llevarte todo el día…Dibujando se ha pasado una hora en la parada de bus hasta coger el primer tro-tro (furgonetas locales) y esta es la historia sobre como crucé un país totalmente desconocido con 50€, (porque tenía un problema en la tarjeta y no podía sacar), para escapar de una organización corrupta, grabar un vídeo promocional del país y llevar mi ordenador portátil a un lugar sobre el que tenia una “corazonada”.
Tomé una moto, un tro-tro con aire acondicionado, un taxi destartalado entre seis personas atrás, y avancé así hasta Fume, Hohoe y Wli. En total no sumaban 50 km y me llevó unas 8 horas.
Con calma, disfrutando inmensamente de la gente del camino. En seguida me percato de que el trato al extranjero es exquisito, todos te dicen la verdad y te ayudan. Nadie quiere aprovecharse o estafarte. No somos conscientes de que es más peligroso el mundo “desarrollado” porque hay muchísima más maldad como consecuencia a la competición por el éxito y el dinero.
Recorro el pueblo entero cargando el pesado ordenador y mi mochila, una persona me lleva a otra, me enseñan un sitio económico que no me convence porque tenia que dormir en el salón con toda la familia viendo la tv, y no me hace gracia la energía del televisor. Pero al volver a salir al camino principal aparece una moto y me dice que me lleva gratis a un guesthouse, al llegar me dicen que cuesta 70 cedis y me enfado porque ya le había advertido al motero que mi presupuesto era la mitad, enseguida el dueño me frena y me dice ¿cuánto puedes pagar? Le digo 30 mirándole a los ojos, y el contesta:
– bien, si tengo una habitación libre y confío en tu palabra no veo porque no voy a dártela, me mostró la habitación y la ducha y me eché a llorar, me dolían las piernas, tenía hambre, me había dado mucho el sol en la cabeza con el equipaje, y aquel hombre con su bondad me había librado en un minuto de todos mis problemas. Me duché, me vestí y antes de salir de excursión le dije “voy a contarte mi historia” nos sentamos, compartimos y nos comprendimos al instante.
FUSIÓN CON LA NATURALEZA
Luego fui en busca de la catarata más famosa y alta de Ghana. El camino era largo, a veces dudaba de si era por ahí, pero de repente apareció la cascada mas bella que he visto en mi vida, y he visto muchas. Apresurada lo dejé todo y me lancé a ella atraída como un imán, el agua llegaba a las rodillas , estaba helada, pero yo caminaba y caminaba intentando entrar en el arcoíris, hasta que llegué al máximo de viento y agua que mi delgado cuerpo ponía soportar, cerré los ojos y abrí los brazos, me azota la corriente de viento, me envuelve la nube de agua…abrí los ojos y el arcoíris era ahora un circulo perfecto y yo estaba dentro de él. Y sentí un orgasmo, solo pensaba ¡Dios mío, gracias por tanto placer! Y una gratitud inmensa de estar en este planeta. No recuerdo cuánto tiempo estuve allí, lo cierto es que todo lo demás desapareció y el tiempo incluido. Sólo existía la catarata y yo.
Al salir me tumbé en una piedra a secarme y asimilar lo que estaba viviendo, a absorber toda aquella energía. Del grupo de africanos y tres extranjeros que compartían la cascada, uno parecía sentir hacia mi lo que yo a la cascada porque se iba acercando mirándome fijamente…así que le pedí que me sacara unas fotos y me presenté. Era, como no, un guía de naturaleza.
Todos se marchan y me quedo con Francis y su colega, que me invitan a cerveza y a comer murciélago. Me preguntan si como carne porque la gente que hace yoga y medita es vegana. Últimamente me dice todo el mundo que me pega ser vegetariana, o me llaman hippie, la verdad todo eso son etiquetas que no me interesan, en su ansia por clasificarlo todo me quieren poner en algún sitio, pero yo sólo soy yo. Pero ahora que me preguntan, contesto que parece bien arrancarle una hoja a un árbol para un fin, siempre y cuando el fin sea bueno y el árbol no muera y pueda regenerarse fácilmente.
De la misma forma me parece bien la caza que selecciona una unidad de una manada, para alimentarse, siempre que se muestre respeto hacia esa muerte y siempre que no se destruya el equilibrio de la manada. No veo mal que una persona autóctona, sin animo de lucro, sin ambición de exportación, coja una parte de la naturaleza mientras él mismo forma parte del ecosistema. Por el contrario me da asco la forma en que maltratamos a los animales y los matamos con torturas en ese mundo que llamamos desarrollado, para luego desperdiciar el 50% de la carne obtenida porque se pone mala de camino a nuestro frigorífico, por no hablar de matar para obtener solo una pieza, o por diversión, o por estética.
Visto así y dadas las condiciones especiales de hoy, me dispongo a degustar el murciélago.
LLENÁNDOME DE ÁFRICA
A la mañana siguiente me levanté a las 5 am y salí a correr, nunca me he sentido tan enajenada tan fuera de mi cuerpo, tan cerca de las estrellas, iba saltando y bailando a la vez, en mi móvil sonaban canciones como Born to be Wild y Dont stop me now. Por un momento pensé que había pillado una enfermedad con el murciélago y estaba drogada, como era temprano y estaba sola, me bañé desnuda en la cascada y continúe mi gimnasia en los arboles, corrí 8 km jungla adentro en los que no podía dejar de pensar “ojalá pudiera compartir esta sensación” así que no paraba de sacar vídeos mientras hacia el mono. Ese fue el día en que me enamoré de la cascada y no pude continuar el viaje. Preparé mis cosas y le dije a Francis que quería dormir junto a ella.
Y ese hombre que decía que yo era un espíritu, comenzó a cortejarme de la forma más bonita en que lo han hecho nunca, cogiendo cosas de la naturaleza, mostrando un gran respeto y comunión con ella, y prendiendo un fuego junto a la cascada. Trepamos durante 1h, cada 100 mts iba cogiendo ingredientes, piña, setas, papaya, y otras frutas… Estaba impresionada, nunca había conocido a un hombre de la jungla.
Llegó la hora del baño, entre mariposas y libélulas y un frondoso bosque, hacía viento, procedía de la cascada, y yo siempre fui friolera, pero ni todas mis autobarreras pudieron frenarme, cuando el viento no me dejaba avanzar, él vino, me agarró y me metió bajo la cascada, no recuerdo haberme sentido nunca tan llena de vida. Luego me pidió que me quedara a vivir con él en la cascada y tuviéramos pequeños moglis, una vez más él había confundido una conexión con el amor y ante mi rechazo se mostró con el corazón roto. Era mejor así, ahora me enamoro de momentos y de lugares, ya no hay límites ni quiero ponerlos. Todas las oraciones tienen sentido, todas las preguntas han sido respuestas: La magia es ahora la parte más realista de mi vida. Me di cuenta que la cascada era territorio de Francis, y que no queriendo liarme con él iba a ser incómodo quedarme, y continué mi misión.
A veces el calor, el ruido, el viaje, te supera. Las esperas, los maltratos por el color de tu piel. A veces el no poder caminar sin sentirte un caramelo para los hombres que te cruzan. A veces que hablen en otro idioma y no entender lo que dicen. A veces la sed, el hambre y el sueño, te llenan de pensamientos negativos, pero pocas veces. Ese día casi se estrella la furgoneta en que viajaba, la ví volcada y los pasajeros salimos por la ventana. Sin embargo, la negatividad no se ha apoderado de la mente por mucho tiempo.
Pronto descargaré el ordenador y conoceré el proyecto del famoso Ousman. Mientras tanto llegan mensajes de la escuela, mensajes que me quitan el cansancio, el hambre y la tristeza. Mensajes que hacen que merezca la pena vivir.
La segunda parte del viaje fue mucho más fácil, la carretera mejoró y cogí el mejor asiento del tro-tro, el del copiloto, otra película completamente. Un chico simpatiquísimo me acompañó al mercado y me ayudó a comprar todo lo que necesito: tomate, aguacate y mango. Cortándolos con la tarjeta de crédito me hice el mejor sándwich de la historia, mientras un chico que acaba de conocer cuidaba de mí. En seguida llegué a destino y me recibió Taa.
Hemos llegado a la aldea donde quería dejar mi ordenador: Wa. Me encanta haber aligerado mi equipaje y que la mochila sea cada vez menos pesada, voy por el camino regalando mi ropa. Cargo 10 cedís de internet que me durarán unos 5 días de datos. En la aldea he vivido unos momentos maravillosos…como enseñar a hacer yoga a una niña o entrenar con el equipo de fútbol. Adoro a Suybl, que es la mujer que me aloja en el suelo de su casa, aunque no podamos hablar porque no sabe inglés. Adoro a su hija Zenaby. Especialmente es muy reconfortante preguntar por la calle y ver que todos hablan bien de esta ONG.
CHOQUE DE REALIDAD
He disfrutado con Suybl de las estrellas, enseñándole el cinturón de Orión, le he contado un cuento africano y he pagado a su madre por lavarme un par de cosas y prepararme huevos por la mañana.
Para los locales sólo por ser blanca lo sabes todo, eres un foco de dinero, eres dios. Te escuchan con toda su atención, quieren ser tus amigos. Así fui visitando cinco aulas de informática creadas por Ousman, aquel hombre cuya historia me cautivó para cruzar el país. Guardo su testimonio como un tesoro:
“La razón de que invirtiera en ordenadores es proveer información, por eso el proyecto se llama Feedingminds. Si uno tiene interés puede aprender cualquier cosa, y así con acceso a internet podemos cambiar la dependencia del negro africano al paraíso europeo dándoles la herramienta: yo quería estudiar y como muchos niños de aquí soñaba con el paraíso europeo, así que salí a buscarlo, de 46 personas que cruzamos el desierto del Sahara sólo 6 llegamos vivos, con 13 años, tuve que enterrar a mis amigos, durante 3 semanas caminé con 5 litros de agua, bebiendo incluso nuestro propio Pis, era el más pequeño pero sobreviví, llegué a Libia en la dictadura de Gadafi. Aprendí árabe y conseguí trabajo, caí en manos de la mafia por segunda vez para cruzar el Mediterráneo, de 320 personas, 2 intentos y naufragios, llegué de nuevo sólo, a Fuerteventura, por casualidad, sin saber nadar. Y de allí me mandaron a Barcelona. Después de un mes viviendo en la calle, consigo que una familia me acoja como tutores legales, hace 18 años, aprendí a leer, escribir, catalán, castellano y me gradué. Llegué a la conclusión de que si hubiera tenido la posibilidad de informarme, jamás hubiera accedido a aquel viaje. Me prometieron que llegaríamos en 45 minutos al paraíso y sin embargo tardé años.
No llegué vivo por mis propios medios, sino por el esfuerzo y la energía de los mismos amigos que enterré” .
Misión cumplida, ordenador donado, emprendo de nuevo aventura, preparo maleta, salgo a correr con los chicos de fútbol, desayuno con Zenaby… no tengo ganas de irme pero es la hora. Le encargo un vestido a Sucle, porque no hace más que trabajar y trabajar todo el día, vendiendo refrescos y le digo que tras la visita al norte pasaré a recogerlo, y que puede ganar más y cargar menos peso, si se dedica a coser.
En la parada de autobús encontré un grupo de jóvenes:
-¿qué pasa que no trabajáis?
-no tenemos trabajo, estamos esperando a que el gobierno o alguien como tú nos lo dé.
-no me digas, pues en mi país, hay una situación parecida, hay muchos que como vosotros están esperando a que les solucionen la vida. Que pena. Con lo fácil que es simplemente ser útil.
- ah ¿si? Dime cómo.
- Dime algo que se te de bien hacer
- Me gusta la carpintería
- Bien! pues empieza
- No puedo, no tengo herramientas ni dinero para comprarlas
- tienes un cuchillo de cocina?
- Sí.
- Entonces cógelo y talla algo pequeño, por ejemplo una cuchara de madera, véndelas y cómprate una sierra, y continúa con algo más grande. Así empecé yo mi negocio, comenzando por algo pequeño, sin invertir más que tiempo e ilusión.
Visité el santuario de Hipopótamos en Weichu, el viaje es largo pero ya nunca miro el reloj. Salgo a la calle y espero a que pasen cosas, siento alegría en cada paso.
Primero viajo con una pareja de holandeses, el super divertido, ella quejándose de todo. Algunas mujeres son un coñazo, tomando el papel de madre juzgaba constantemente los peligros a los que me someto. Estaba deseando perderla de vista, así que me perdí entre los niños donde siempre encuentro la felicidad. Luego comparto con una pareja de alemanes, de Göttingen, increíble pues yo hice Erasmus en esa ciudad! Simpatiquísimos, están en sus prácticas de medicina. Algo hace muy bien Alemania enviando a sus médicos de prácticas a un voluntariado. Tras 2 horas de hipos decido volverme a perder en el bosque, me alejo del guía y empiezo a tener ganas de cantar de nuevo. De repente, oigo unos tambores como en Jumanji, empiezo a seguirlos y acabo en la mejor misa a la que he asistido en mi vida, bajo un árbol verde en el árido paisaje, se separa a niños y adultos. ¿Porque no hacemos eso nosotros? Me obligan a ir con los adultos y yo quiero estar con los niños, sólo dios sabe que esas sonrisas, esos cantos y bailes, me hicieron volver a creer.
El camino de vuelta se hizo muy entretenido, el transporte llega solo 1h tarde, pero a mitad de camino se quedó sin gasolina y acabamos tres en la parte de atrás de una ranchera. Nuestro cuerpo quedó cubierto de polvo desde los pies hasta las cejas, costaba respirar y en los baches salías por los aires. Mientras esperábamos el siguiente bus, encontré una boda y obviamente cogí el micrófono y tras presentarme a los novios empecé a bailar …otro maravilloso recuerdo para no olvidar jamás.
Vuelvo a Sawla, recojo el vestido y cuando estaba sentada en un pollete, apareció un niño pidiéndome que le enseñara por favor a escribir, me metí en ese proyecto. Al día siguiente una nueva aventura salimos hacia el Parque Nacional de Mole porque los alemanes me habían insistido en que merecía la pena… El chico del transporte me lleva hasta el historiador del pueblo y le cuento mi vida, me ofrece un tour gratis y entrar gratis al Parque, además de un lugar para dormir gratis.
Increíble. Me enamoro de su corazón porque cada vez por tres para el tour para ayudar a alguien. Me presentan al hijo del jefe y al Rasta de Larabanga. Duermo sobre un tejado. Mi nuevo amigo Rasta me dice que puede llevarme hasta una mina de oro, y con mucha paciencia emprendemos el emocionante viaje, con la música de Bob Marley “Taking gold from Africa and bringing it to America”.
LA VIDA EN UNA MINA DE ORO
Apenas había dormido la noche anterior, al llegar a la mina todo ese mundo nuevo era demasiado sin dormir, íbamos parando y saludando a todos, recuerdo una música que venía de la carpa-discoteca, como taladrándome el cerebro, hubiera referido 7 monos con platillos, es más melódico. Supliqué veinte veces que me llevaran a dormir y hasta me molestaba que me preguntaran dónde, dónde sea pero ya!
Una vez descansada, todo se ve de otra manera, me levante emocionada, comencé con ilusión mi vida en la mina, todo era interesante. Sobretodo la historia de Mohamed que era guía turístico como yo, pero no le llegaba el dinero para seguir estudiando y había venido a ganárselo, nosotros siempre desperdiciando nuestra educación gratuita.
Ellos cavando en una mina por 60€ a la semana.
Es 14 de febrero, buscamos oro, cada cual puede abrir un hoyo donde quiera, son freelances, empezamos a sacar barro que al ,lavarlo y filtrarlo con una tela deja ver polvo de oro. Cada parte de la cadena de extracción se hace a una hora determinada del día, en el hoyo hay que entrar por la noche para soportar el calor, entrar era para acojonarse. Hay gente de todas las tribus de todas las partes de Ghana y parecían contentos de tener trabajo, la cadena termina en una tienda cutre donde pesan nuestro oro y comprueban los quilates para darnos el sueldo semanal.
Hoy no es viernes pero todos quieren vender su oro porque corre el rumor de que el gobierno quiere cerrar la mina. Unos días más tarde, continuamos camino mientras formo al Rasta que ha decidió ser guía. Aprendo sobre la fascinante cultura Ashanti. Visito el centro cultural y comienza un nuevo día en Kumasi. Empiezo a quitarme las trenzas como parte del proceso de aceptación, llega el momento de irse. Me siento triste. Sé cosas que ya no puedo borrar y cambian tu visión del mundo para siempre. Tengo miedo a cómo va a afectar eso mi vida en España.
En lugar de volver llena de energía como solían dejarme los viajes, vuelvo vacía, he desaprendido todo lo que creía que sabía y me he quedado suspendida en el vacío y la soledad. Un vacío sano si, pero que acongoja.
De ahí me trasladé a Cape Coast, como había leído que era lo más turístico esperaba un sitio horrible, pero el rastafari me llevó al hostel de otro Rasta , este hombre hiperlimpio y trabajador me recordó que se puede tener un negocio próspero con ideas hippies. Su comida era exquisita. Tengo una habitación por 6€ igualita que la del Resort de al lado que vale 100, sólo se diferencia en el papel hortera del suelo. El desayuno especial vegano era delicioso, luego salimos en una aventura en barco surcando olas hasta el fuerte y una playa de palmeras, seguido por un paseo de esos que me traen tanto placer al conectar con el entorno.
LA ZONA TURÍSTICA
El día terminó con una puesta de Sol espectacular en el faro, y una cena en la que casi me cómo el plato, el Rasta había cocinado tofu con salsa de nuez y lo sirvió a todos sus huéspedes de forma gratuita. Para acompañar la comida también nos invitó a una fogata, con tambores y canciones improvisadas. El día comenzó corriendo y haciendo yoga, y descubriendo una playa espectacular, tras otro desayuno de película y nos fuimos a Kakum, yo no pagué por el permiso de turismo, pero imagínate 50 cedis y una gran cola para ir con 100 personas a la naturaleza, el mayor sinsentido de la historia.
En seguida quiero irme, un completo desconocido me lleva de vuelta en su coche cuando me acerco a preguntarle por el transporte público y me deja de nuevo con la boca abierta ante su bondad. Encuentro entonces un funeral, los niños me persiguen, mis héroes, me ayudan a deshacer las últimas trenzas.
África sacia a los más cansados de viajar, a los más aventureros. Regreso a casa. Esa primera ducha después de muchos cubos, ese primer lavarte el pelo y cepillarte…. Esa sensación de limpio, ese cepillo de dientes nuevo. Esa sensación de que ya no es momento de salir a que pasen cosas, sino de sentarse y reflexionar, dejar que las cosas sucedan por dentro.